jueves, 11 de noviembre de 2010

QuE pAsA dEsPuEs dE la mUeRtE

 ¿QUÉ SUCEDE EN LA MUERTE Y DESPUÉS DE LA MUERTE?  
1. ¿Por qué nos morimos? El alma es espiritual y no puede morir; pero nos morimos porque además de espirituales somos materiales; y lo material se divide o corrompe. Al principio Dios otorgó a Adán y Eva el don de la inmortalidad corporal, pero lo perdieron por el pecado original. Desde entonces todos los hombres mueren.
2. ¿Qué sucede en la muerte? La muerte consiste en la separación del alma y el cuerpo. Tiene lugar cuando el cuerpo se deteriora tanto que el alma es incapaz de mantenerlo en vida. Entonces se produce la ruptura. El cuerpo sin alma pasa a ser un cadáver. En cambio, el alma se dirige a su destino.
3. ¿Qué sucede al alma después de la muerte? Esta pregunta puede responderse mejor con ayuda de la fe, aceptando lo que Jesucristo nos enseñó. Según esto, inmediatamente después de la muerte tiene lugar el llamado juicio particular donde Dios nuestro Señor juzga a cada persona. La sentencia de este juicio puede ser triple:
  • Al cielo van los que mueren en gracia de Dios. Allí gozan de la máxima felicidad sin mezcla de mal alguno, y para siempre.
  • Al infierno van quienes mueren en pecado mortal. Allí se sufren penas eternas.
  • Al purgatorio van quienes mueren en gracia de Dios pero con el alma menos brillante de lo necesario para ir al cielo. En el purgatorio hay grandes sufrimientos pero también esperanza, pues saben que después de purificarse verán a Dios.
4. ¿Sin ayuda de la fe, puede saberse si hay algo después de la muerte? Puede saberse que el alma es espiritual (pues realizamos operaciones espirituales como comprender esta web). Al ser espiritual es inmortal (pues sólo los seres materiales pueden partirse o pudrirse). Y como el alma no muere, se conoce que hay otra vida después de la muerte.
5. ¿Sin ayuda de la fe, se sabe si hay premios y castigos después de la muerte? En esta vida a menudo quien obra mal triunfa, mientras que las personas santas a veces sufren mucho. Esto es contrario a la justicia divina... Como Dios es justo y en esta vida las cosas son así, el Señor debe premiar en la otra vida a los que obraron bien.
B. TRISTEZA Y REALISMO ANTE LA MUERTE.
1. ¿Por qué nos preocupa la muerte? Es normal que la muerte nos entristezca pues deseamos conservar la vida. Sin embargo, la muerte preocupa menos a quienes saben que después hay otra vida. Si se piensa en lo que se deja, surge la tristeza; si se piensa en la vida que nos espera, el agobio disminuye.
2. ¿Qué hacer para que la muerte nos preocupe menos? Para disminuir la tristeza ante la muerte se recomienda llevar bien la vida cristiana: confesarse a menudo, rezar... Si crece la cercanía y confianza en Dios, disminuyen los temores. Otro consejo es recordar la filiación divina pues, ¿a qué temerá un hijo de Dios, un hijo de María?
3. ¿Es malo pensar en la muerte? No es malo ni pesimista. Es sano realismo. A veces pensar en la muerte da paz pues las dificultades de la vida no duran siempre. Al final de la batalla nos espera la felicidad de la vida eterna junto a Dios.
4. ¿Sano realismo?. Vamos a morir. Con toda certeza. Es una realidad que nadie pone en duda. Nadie discute. Es totalmente segura. Y afecta mucho a la vida humana, de modo que la sensatez invita a plantearse la vida teniendo en cuenta la realidad indudable de la muerte.
5. ¿Cómo plantearse así la vida? La certeza de la muerte aporta realismo a la vida en varios temas:
  • Aprovechamiento del tiempo: el tiempo que disponemos para hacer el bien es limitado.
  • Valor relativo de los bienes materiales: son útiles si permiten realizar las buenas obras que conducen a la felicidad eterna.
  • El cuerpo posee gran dignidad y se debe proteger pero al final muere y se pudre, mientras el alma permanece. Por tanto, conviene dar mayor importancia al cuidado del alma. Propia y ajena.
  • Después de la muerte viene el juicio de Dios y conviene vivir dispuestos a ser juzgados, manteniendo el deseo con obras de ganar el cielo.
C. ¿SE PUEDE PREVENIR LA MUERTE?
1. ¿Se puede prevenir la muerte? Aunque la muerte surja de improviso, es posible estar preparados de modo que venga la muerte cuando viniere el resultado sea irse al cielo. Y así es importante vivir en gracia de Dios, con el alma limpia de pecados mortales, confesándose cuando sea necesario. Si uno desea evitar también el purgatorio, será útil que repare sus pecados con sacrificios y buenas obras. En resumen, la mejor preparación para la muerte es llevar una vida santa. Otro buen recurso es el escapulario.
2. ¿Y si la muerte se ve ya próxima? Cuando la muerte se ve cercana, conviene disponerse para el encuentro con Dios. Se recomiendan varias cosas:
  • Recibir varios sacramentos; en este orden: Confesión (sobre todo si hay pecados mortales), unción de enfermos (que precisamente ayuda en esos momentos), y Comunión.
  • Aumentar la oración y el deseo del cielo; fomentar la piedad, por ejemplo, besando un crucifijo.
  • Renovar la intención de ganar las indulgencias. En especial interesa ganar la indulgencia plenaria que la Iglesia concede en el momento de la muerte dirigiendo al cielo sin pasar por el purgatorio.
3. ¿Cómo se consigue esa indulgencia? Para ganar una indulgencia plenaria en el momento de la muerte, basta con estar en gracia de Dios, rechazar cualquier pecado y desear obtener esa indulgencia. También se precisa haber rezado alguna vez, pero esto suena tan fácil que cuesta llamarlo requisito.

La mUeRtE..

 La muerte como contraste

Es el fin de la vida, opuesto al nacimiento. El evento de la muerte es la culminación de la vida de un organismo vivo. Sinónimos de muerte son occiso (muerto violentamente), óbito, defunción y fallecimiento.
Se suele decir que una de las características clave de la muerte es que es definitiva, y en efecto, los científicos no han sido capaces hasta ahora de presenciar la recomposición del proceso homeostático desde un punto termodinámicamente recuperable.

Consecuencias psicológicas, muerte humana

 Definiciones y significados emotivos

El tipo de muerte más importante para el ser humano es sin duda la muerte humana, sobre todo la muerte de seres queridos. Conocer con certeza el instante de una muerte sirve, entre otras cosas, para asegurar que el testamento del difunto será únicamente aplicado tras su muerte y, en general, conocer cuándo se debe actuar bajo las condiciones establecidas ante una persona difunta.

Medicina forense

Artículo principal: Medicina forense
En particular, identificar el momento exacto de la muerte es importante en casos de trasplante, ya que los órganos deben ser retirados del cuerpo lo más pronto posible tras la muerte.
Históricamente los intentos por definir el momento preciso de la muerte han sido problemáticos. Antiguamente se definía la muerte (evento) como el momento en que cesan los latidos del corazón y la respiración, pero el desarrollo de la ciencia ha permitido establecer que realmente la muerte es un proceso, el cual en un determinado momento, se torna irreversible. Hoy en día, cuando es precisa una definición del momento de la muerte, se considera que este corresponde al momento en que se produce la irreversibilidad de este proceso. Existen en medicina protocolos clínicos que permiten establecer con certeza el momento de la muerte, es decir, que se ha cumplido una condición suficiente y necesaria para la irreversibilidad del proceso de muerte.
Gracias al avance tecnológico de la medicina, hoy es posible mantener una actividad cardíaca y ventiladora artificial en cuidados intensivos, en una persona cuyo corazón ha dejado de latir y no es capaz de respirar por sí mismo, por lo cual esto demuestra que no es estar muerto. El protocolo utilizado para el diagnóstico de la muerte en este caso es diferente y debe ser aplicado por especialistas en ciencias neurológicas, hablándose entonces de "muerte cerebral" o "muerte encefálica". En el pasado, algunos consideraban que era suficiente con el cese de actividad eléctrica en la corteza cerebral (lo que implica el fin de la consciencia) para determinar la muerte encefálica, es decir, el cese definitivo de la conciencia equivaldría a estar muerto, pero hoy se considera, en casi todo el mundo, difunta a una persona (aún si permanece con actividad cardiaca y ventiladora gracias al soporte artificial en una unidad de cuidados intensivos), tras el cese irreversible de la actividad vital de todo el cerebro incluido el tallo cerebral (estructura más baja del encéfalo encargada de la gran mayoría de las funciones vitales), comprobada mediante protocolos clínicos neurológicos bien definidos y soportada por pruebas especializadas.
En estos casos, la determinación de la muerte puede ser dificultosa. Un electroencefalograma, que es la prueba más utilizada para determinar la actividad eléctrica cerebral, puede no detectar algunas señales eléctricas cerebrales muy débiles o pueden aparecer en él señales producidas fuera del cerebro y ser interpretadas erróneamente como cerebrales. Debido a esto, se han desarrollado otras pruebas más confiables y específicas para evaluar la vitalidad cerebral como la Tomografía por Emisión de Fotón Único (SPECT cerebral), la Panangiografía cerebral y el Ultrasonido transcraneal.

 El deseo y la capacidad de morir

Algunas personas, en momentos determinados de su vida, experimentan el sentimiento autodestructivo de terminar su existencia. El acto para conseguirlo es lo que llamamos suicidio. Lo contrario es el deseo de vivir, el cual no contraria al instinto de supervivencia, ya que éste nos impulsa a esquivar la muerte. Por ejemplo, suicidas que saltan al vacío intentan agarrarse a algo para no morir, eso es el instinto de supervivencia.